miércoles, 28 de noviembre de 2012

Como enseñar el valor de la verdad

Buenas tardes a tod@s!


Esta  tarde quería escribiros una breve historia para poder explicar a los niños la importancia de la verdad. Pero antes decir que el concepto " verdad" es un poco abstracto y a veces difícil de poner en practica. Desde pequeños intentamos inculcar a los niños que es malo decir mentiras, pero ¿A caso los mayores siempre le decimos la verdad a ellos?, ¿ Los mayores no mentimos?, ¿Ocultar es lo mismo que mentir?, y las mentirijillas piadosas ¿No son mentiras?.



A veces intentamos explicarles (o justificarnos)  todas estas cuestiones a los niños con una frase "A veces es mejor mentir, que hacer daño con la verdad". Pero  sabemos que cuando alguien descubre nuestras mentiras perdemos su confianza.




Si algo he aprendido en la vida es que la mentira se pone en contra de quien la inventa.



Por ello, hay que tener en cuenta que aunque utilicemos todos los recursos que tengamos a nuestro alcance para enseñarle a los niños ciertos valores y  la importancia de estos, a veces la única forma de que la aprendan sera con el tiempo y con sus propias experiencias.



El titulo del cuento no esta muy bien definido pero yo lo llamo "La verdad y la mentira":

Todos los duendes se dedicaban a construir dos palacios, el de la verdad y el de la mentira. Los ladrillos del palacio de la verdad se creaban cada vez que un niño decía una verdad, y los duendes de la verdad los utilizaban para hacer su castillo. Lo mismo ocurría en el otro palacio, donde los duendes de la mentira construían un palacio con los ladrillos que se creaban con cada nueva mentira. Ambos palacios eran impresionantes, los mejores del mundo, y los duendes competían duramente porque el suyo fuera el mejor.


Tanto, que los duendes de la mentira, mucho más tramposos y marrulleros, enviaron un grupo de duendes al mundo para conseguir que los niños dijeran más y más mentiras. Y como lo fueron consiguiendo, empezaron a tener muchos más ladrillos, y su palacio se fue haciendo más grande y espectacular. Pero un día, algo raro ocurrió en el palacio de la mentira: uno de los ladrillos se convirtió en una caja de papel. Poco después, otro ladrillo se convirtió en arena, y al rato otro más se hizo de cristal y se rompió. Y así, poco a poco, cada vez que se iban descubriendo las mentiras que habían creado aquellos ladrillos, éstos se transformaban y desaparecían, de modo que el palacio de la mentira se fue haciendo más y más débil, perdiendo más y más ladrillos, hasta que finalmente se desmoronó.


Y todos, incluidos los duendes mentirosos, comprendieron que no se pueden utilizar las mentiras para nada, porque nunca son lo que parecen y no se sabe en qué se convertirán.

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